Fuera llueve torrencialmente.
Al cielo le sobra agua y nos la arroja a borbotones locos para despertar
nuestro letargo otoñal.
Me cobijo entre cojines
después de haber estado, por mucho tiempo, detrás de la ventana, escuchando los
truenos y sintiendo el fogonazo de los rayos cercanos.
El cojín de mi espalda, muy
grande y mullido, queda fijado con mi particular postura para leer, el de hojas
de arce reposa en mis rodillas esperando el libro.
Es pequeño, delicioso, uno de
esos libros de antes, con un color de antes y una textura de hace tiempo.
Árida, se titula, de Antonio Tocornal. En su dedicatoria hay una cabeza de
ganado áridamente seca.
Las mangas de mi jersey azul
brillante, llegan hasta media mano, así es como me gusta.
Leo.
Al pasar las hojas, la manga
se dobla a la mitad sobre sí misma...y yo no me molesto en colocarla.
3 comentarios:
Cundo un libro resulta acogedor por su tamaño, olor, y color, la pose es cómoda lectura es una delicia. Un placer imaginarte leyendo. Un abrazo
Curiosa conjunción de la lluvia con el momento de lectura para un libro titulado "Árida", espero que la aridez no haya estado en sus hojas.
Un beso dulce y dulce fin de semana.
Peeerooo cariñoooo, si tb estabas aquí , bajo la lluvia aunq a cobijo....buffff no me hables de lluvia, creo que empiezo a ser medio rana , por dentro y por fuera ...en fin, que hayas disfrutado de tu libro, de ese árida que entre tus manos seguro q se vuelve fértil y rica, como tú..te das cuenta? cuando yo vuelvo tú te vas y viceversa ...vamos a tener q poner en hora nuestros relojes ...un beso enooorme y una toalla azul por si necesitas secarte... Muaks!
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