Inventando el Paraiso

Hoy el sueño me ha visitado temprano. Suelo ganar cada batalla emprendida con él. Morfeo despliega todas sus armas. Me envía una andanada de encantamientos profundos; juega con mis párpados que, agradecidos, se dejan cerrar; mete algodón dentro de mi cabeza, haciendo que mis sentidos se acomoden; relaja cada músculo de mi cuerpo en una caricia infinita que me hace suspirar; ralentiza mi respiración hasta convertirla en un susurro profundo y rítmico… yo me resisto; sacudo mi cabeza, froto unos ojos ya cansados, tenso el cuerpo y niego los placeres prometidos. 

Venzo.

Morfeo, desesperado, se aleja, mascullando promesas de abandono. Mi sonrisa felina, le despide.

Es entonces cuando decido inventar el Paraíso. No será un lugar físico, ni siquiera mental. No vestiré de gala. Sobrarán los amores, los odios; rencores y querencias, todo me sobrará. Nada me dolerá porque no esperaré; ni de ti, ni de mí, ni de otros… una eterna sonrisa.

Voy perfilando formas, vislumbrando contornos. No perfecciono el cuadro, nadie nunca me enseñó a dibujar. 

Recojo la flor. La pienso. Respiro su olor y… me quedo dormida.

(Recordad, simples mortales, los dioses siempre ganan)


Dedicado a ñOCO le bOLO que me dio la idea.