LAS NAVIDADES FUTURAS

Mañana amanecerás aún más temprano y el autobús partirá de nuevo. Junto a la ventana el polvo de hada ocultará el sol y podrás dormir unas horas más. Soñarás, como hizo Dickens en su cuento de Navidad, con tu vida pasada, y tu vida futura. El presente se hace inmóvil si se lo permites.
Tu vida pasada. Complicada aunque efectiva. El camino recorrido quedó sembrado, abonado y recogido. Te ha servido para ser lo que eres. Lo bueno quedará siempre en tu mirada; la luz que proyecte iluminará los rincones oscuros para que las sombras no puedan esconder monstruos insensatos. En el colegio aprendemos a aprender y en la vida aprendemos a vivir.
Siempre hay personas que no pueden cruzar los puentes con nosotros, se quedan al otro lado y saludan nuestros logros desde la distancia, a veces infinita pero no absoluta.
El pasado reciente pesa en tu ánimo, sin lastrar, sin nieve, sin viento. Reposando jirones que no pudiste atar en su momento. Las nubes nunca te impidieron ver el horizonte al que finalmente llegaste, un horizonte que, desde luego, no era el definitivo.
El bigote de mosquetero que te ponías y quitabas, según el intento, apenas disimulaba que no eras un espadachín, que no había espada bajo tu capa y que cuando lanzabas tu sombrero al aire, no estabas retando al mundo.
Serio, sensible e inteligente, te diste cuenta que cambiando el acero por la pluma, vencías y convencías; sin golpe, sin sangre, sin herida… alguna tirita de un rasguño suelto tuviste que pegar, pero siempre soplando para que no escociera.
¿Cómo será tu Navidad futura? Suplantaremos a la bruja del destino, le compraremos una escoba nueva y tal vez, sólo tal vez, nos adelante el paso y nos invite a ver los posos del café.