EL MERCADO JUDIO

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Quiero contaros y a la vez invitaros, aunque estéis lejos, aunque no podáis venir… aunque os quedéis con las ganas, a visitar un mercado.
Mi cole se llama C.P. La Antigua; como su nombre indica, está situado en el barrio más antiguo de mi pequeña ciudad, barrio por otra parte en el que se asentaron los judíos que habitaron Béjar. A lo largo de la calle, estrecha y sinuosa, existen numerosos escudos, puertas y ventanales que así nos lo recuerdan. La calle baja desde la Plaza Mayor donde está el Ayuntamiento y termina en otra Plaza mucho más modesta llamada Plaza del Yezgal en la que hay una Iglesia y un colegio, mi colegio. Como veis estamos inmersos en el barrio judío de la ciudad.
En la enseñanza se cazan al vuelo las ideas que nos trae el viento, siempre y cuando haya algún maestro astuto que las sepa ver. Nosotros tenemos uno… no, tenemos muchos y variados. Hace ya 10 años convinimos con el barrio en realizar un mercado judío en la Plaza del Yezgal. Alrededor de ella ponemos tenderetes con arpilleras (en realidad son pupitres disfrazados), una tómbola, puestos de artesanía de diferentes entidades que colaboran y, claro, un bar, en el que las madres y padres hacen montones de tapas y una sangría buenísima que el calor hace desaparecer y aparecer en nuestra charla dicharachera y alegre.
En los tenderetes, se venden multitud de objetos que los niños del cole han realizado durante todo el curso en las clases de plástica. Yo este año he hecho pulseras y plantas de olor, los pekes, marcos de plastilina prensados, otros cursos libretillas para apuntar , llaveros, marcapáginas, aviones y un largo etc.
Los vecinos hacen roscas y pequeñas plantas que se venden en el primer puesto que se preste (a mi me encanta prestarme). Y lo mejor, lo más divertido es que todo el mundo vamos vestidos con túnicas, pañuelos y demás complementos, como si se tratara de un auténtico barrio judío de otro tiempo. Padres, madres, niños y niñas, maestros y vecinos… el barrio se llena de color, de olores, risas y sabores hasta la madrugada en la que algunos padres y maestros voluntariosos limpian y recogen todo dejando el barrio con el sueño reparador y el bar vacío.
El agotamiento del larguísimo día dibuja en nuestras caras una enorme sonrisa cuando la secretaria nos dice: “Este año hemos sacado más que el anterior”. Y es que el dinero recaudado, dotará al cole, de ordenadores y demás herramientas de enseñanza, Es un gran proyecto en el que nos embarcamos hace un montón de años, pero con frutos sorprendentes. Tenemos un cole….. que no os voy a contar, si no que os invito a ver.
Ese día el colegio está abierto, todo el mundo nos visita y nosotros enseñamos nuestra casa con un orgullo difícil de relatar.
Los protagonistas; los niños, muestran sus trabajos y ven como las gentes bajan hasta ellos a comprarlos, ellos atienden los puestos y vocean sus mercancías… nunca sobra nada y años tras año se renueva la ilusión de las clases de plástica, ¿Qué haremos? ¿Con qué sorprenderemos al personal?
¿Se nota mi entusiasmo?... bien, eso pretendía. Por cierto es el día 29 de Mayo y comenzaremos a las 7 de la tare. Allí estaré.

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