...CON PENSAMIENTOS ENTRECORTADOS.

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Él la sujetó por los hombros, la levantó suavemente. Ella le miró con arena en los ojos y dolor en el semblante. No tenía heridas, apenas unos rasguños en la rodilla derecha, se había liado con la correa de su perro, con sus pasos distraidos, con sus pensamientos entrecortados, con....Terminar de bruces en la playa, era la consecuencia lógica de todo ello.

Moreno, alto, con la mirada azul, le ofrecía un pañuelo ¿De dónde lo habrá sacado? Con el aire dulce de quien cura, de quien mitiga. Un pañuelo blanco, de tela ¿de tela? Humedeció el pañuelo blanco con la punta de su lengua y lo aplicó sobre los pequeños rasguños que desaparecieron. Con ellos se fueron la angustia, la soledad y el dolor.

Aloia, le olisqueba y enredaba su correa entre sus piernas, para atraparle o tirarle, o… vete tú a saber, que los perros son muy listos.
Él se quedó con ella, para sujetarla por los hombros cada vez que se liara, que la liaran… que se cayera.

Para mi Preciosa María y el saco de sus pensamientos. Lianta querida.

(Foto: Ñoco le Bolo)