CAMBIOS EN EL UMBRAL

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Ella, seguramente Yo, tenía una cama confortable en la que dormía a ratos y descansaba a tirones. Compró unas sábanas que pronto recogieron el gusto del rocío. Elaboró, despacio, con hilos de colores, agujas enhebradas y nudos ligeros, una colcha tupida, caliente y amorosa. No dejaba traspasar el frío o el calor, según los días.

Yo, puede que Ella. Escogí plumas suaves, rellené una almohada en la que mi cabeza no pudiera pensar. Me dejé caer.

Ella y Yo. Yo y Ella. Juntas y por separado, creamos sueños, recurrentes, abrasadores. No tuvimos miedo, aunque las sábanas se empapaban con el sudor del sobresalto, mientras la colcha se descosía por lugares insospechados. Decidimos comenzar una nueva etapa, calladamente, sin estridencias, para que nadie lo notara. Así, evolucionaron nuestros sueños…este blog.

La almohada se resistía a ser cambiada. Eran buenas las plumas, de plumón escogido, regalado, entre miles de pequeñas aves. La funda, ensamblada con esmero, tenía dibujados los movimientos de los desvelos. Tantos desvelos.

Una noche, en que la ventana estaba abierta y las farolas apagadas, entró por mi ventana el anochecer, sin ser invitado, sin llamar. Me regaló un sol gris, unas nubes jugando con el sol, gris, unos árboles, más grises, llenos de palabras.

Ella quiso cambiar la cabecera. Yo, que no puedo negarle nada, le hice caso. El veredicto es el resultado, no sabemos si final, pero el resultado al fin.

… Sólo nos queda esperar a las mariposas… en esa hora crisálida cuando las hadas protegen el mundo…

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