25 de septiembre de 2023

LA RANA Y LA HOJA VERDE (Fabulemos un poco, con permiso de Esopo)

                                                  


        Un grupo de ranas saltaban y chapoteaban en el río felices y contentas. Llega la tormenta, dijo una de ellas, será mejor irnos a casa. Dos de estas ranitas; Gu (de Gumersinda) y Bru (de Brunilda) eran inseparables desde renacuajas.

        Vamos Gu, dame la mano y corramos que nos pilla el chaparrón. No, no espera Bru, allí enfrente se mueve algo, dijo Gu, creo que es tu hermana, vamos a esperar porque nos necesitará para llegar a casa.

        No es mi hermana, es solo una hoja verde mecida por el viento, coge mi mano y fíate de mí.

        Es tu hermana y no podemos dejarle a su suerte, si lo sabré yo que he jugado mil veces con ella, debemos esperar.

        Pero mujer, respondió Bru un tanto enfadada, si sabré yo mejor que tú si es o no mi hermana, tú solo fíate de mí, es una hoja verde, coge mi mano que al final la que se ahogará en la tormenta serás tú por cabezona…

        Hay que decir que a Gu le gustaba tener razón y la hoja ya era una rana por convencimiento propio.

        La tormenta llegó, fuerte, furiosa, como deben ser las tormentas. Las dos ranitas fueron devoradas por el torrente del río que no pidió explicaciones de si era una rana o una hoja verde.

MORALEJA: Fíate de quien te tiende la mano, al final da igual hoja verde o rana a lo lejos, lo importante es quien te sujete en la tormenta… perder no debería ser una opción.

    

7 comentarios:

DUlCE dijo...

Tener la razón no es malo, cuando se tiene por supuesto, cuando las hojas son hojas y si no lo son, pues se ven como lo que realmente son. Hay que valorar a quien siempre te tiende su mano.

Un beso dulce y dulce semana Marina.

Marina dijo...

Y quién decide sobre esa razón que uno cree tener?? La imparcialidad se pierde cuando uno se juzga a sí mismo.

Cuando se tiene a alguien por mucho tiempo, siempre cerca y siempre amigo/a da igual si las hojas verdes parecen nubes de colores, da igual si el arcoiris se vuelve manzana envenenada, yo siempre elegiría esa mano amiga dentro de la tormenta...pero cada uno que elija, cada cual que decida si "muerte o susto".

Gracias infinitas por acercarte a comentar, un placer recibirte.

Roy Jiménez Oreamuno dijo...

La mano amiga debe ser siempre aquella en la cual confiamos y le permitimos entrar en nuestra confianza.

Saludos

Marina dijo...

Hola Roy. Totalmente de acuerdo, por eso, soltarla es una temeridad.
Un gusto volver a verte por aquí
Un abrazo.

María dijo...

Una maiga amiga que lo es siempre es un regalo cuando se te ofrece tendida, sin ninguna duda!!! Hoooola! ¿ cómo es posible que cuando yo me voy, tú regreses y cuando yo regreso tú te vas? vamos a tener que poner en hora nuestros relojes porque van descompasados ; )

Beso enoorme MARINA, hasta que coincidamos de nuevo,
aunque esa mano siempre está tendida para ti, lo sabes ranita !!!

María dijo...

jajaja no cambio ¿te das cuenta? quise decir " una mano amiga" ; )

Marina dijo...

Jajajajajajaja, Mery, lo de meiga amiga me ha gustado más. QUizá retome los escritos del blog, no lo sé, tengo varias cosas pensadas que ni comienzo ni, mucho menos, remato claro jajajajaja. Esta fábula la escribí para un amigo, creo que sí que era un amigo, al que se le olvidan algunas cosas, otras las cree aunque no sean verdad y otras yo creo que se las inventa, pero no ha surtido efecto, con lo cual creo que no escribo del todo bien, tendré que seguir aprendiendo.

Creo que tú y yo tenemos que llamar al señor conejo y que nos ponga los relojes en hora.

Te quiero, lejos o cerca, presente o ausente, porque el amor es intemporal y otros nombres que ahora no me salen.
Mil besos bombón.